HERRAMIENTAS

TEXTO BÍBLICO

“El nacimiento de Jesús, el Mesías, fue así: su madre María estaba prometida con José y; antes de vivir juntos, resultó que había concebido por la acción del Espíritu Santo. José su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella en secreto. Después de tomar esta decisión, el ángel del Señor se le apreció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo. Darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había anunciado el Señor por el profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Enmanuel (que significa Dios con nosotros)”. Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado: recibió a su esposa y, sin tener relaciones, ella dio a luz un hijo, al que José puso por nombre Jesús”.

Mt 1, 18-25

REFLEXIÓN

Otra de las locuras de Dios…Ya fue extraña y fuerte la llamada que hizo a María, pero lo que pide a José no tiene nombre, ¿verdad? Pero ya es hora de que te acostumbres a las ideas locas e ilógicas de nuestro Dios, y caigas en la cuenta de la apuesta constante que hace por ti y por mí reconociendo el amor loquísimo que siente por nosotros. Cuando las propuestas que Dios te hace entran dentro de tu lógica, se ajustan a tu esquema, las contemplas, las tienes en cuenta, porque la teoría la conoces y sabes que, según lo aprendido, será algo que conseguirá hacerte todo lo feliz que puede llegar a imaginar. Pero, la lógica de Dios no es tu lógica ni mi lógica. Su lógica es ilógica, y si no que se lo digan a José (y a muchos). José era un hombre justo, y en la Biblia el “justo” es el que hace la voluntad de Dios. José no era un hombre cualquiera, se trataba de un hombre de Dios, religioso, de la estirpe de David, seguramente sería un hombre bueno. José decidió “queriendo ser bueno dentro de la lógica humana. Pero, ¡¡Dios es ilógico!!. José decidió pero Dios le hace la propuesta loca, loca sí, pero salvadora. Y lo primero que le dice es que no tenga reparo, que no tenga miedo…Cuánto poder tiene el miedo, la duda, la inseguridad, la desconfianza en nosotros, y siempre va a existir. Pero ante el miedo, hay dos posturas: quedarse paralizado, esconderlo dentro de ti y vivir con él toda tu vida; o a pesar del miedo, confiar en el que te quiere como un loco….

PREGUNTAS

¿Quieres ser feliz? ¿Te preocupas de buscar al que puede darte la FELICIDAD o simplemente “padeces” la vida, dejándote llevar? ¿Te fías de Dios? ¿Confías en su amor loco o no eres capaz de escuchar cómo te dice “no tengas reparo”? ¿cuáles son tus miedos? ¿quieres esconderte con ellos o liberarte para ser feliz de verdad, sin miedos? ¿Te has parado a pensar lo que Dios tiene soñado para ti o eres tú el que decides como José?

TEXTO BÍBLICO

“….Dicho esto se volvió hacia atrás y entonces vio a Jesús, que estaba allí,
Pero no lo reconoció, Jesús le preguntó:
-Mujer ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando?
Ella creyendo que era el jardinero, le contestó:
-Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo misma iré a recogerlo.
Entonces Jesús la llamó por su nombre:
-¡María!
Ella se acercó a él y exclamó:
-¡Maestro!
Él le dijo:
-No me retengas más, porque todavía no he subido a mi Padre; anda, vete y dile a mis hermanos que voy a mi Padre, que es vuestro Padre; a mi Dios, que es vuestro Dios”.

Jn 20,14-17

REFLEXIÓN

“¡María!” …Sólo en ese momento, cuando Jesús la llama por su nombre, María Magdalena se da cuenta de que es su Maestro a quien tiene delante. Reconoce su voz, una voz que se dirige a ella personal y exclusivamente, una voz que LLAMA para enviarla a realizar una MISIÓN “anda vete y dile a mis hermanos que voy a mi Padre”. ¡María se encuentra con el resucitado y es la portadora de la gran noticia! Esa es la tarea que Jesús le encomienda antes de subir al padre, ha de ANUNCIAR la resurrección del Señor.
Es muy probable que Jesús también te esté llamando a confiarte una misión. Y es lógico que el miedo pueda paralizarte. María debía estar muy asustada. Una mujer (con lo que significaba ser una mujer en aquella época) es la primera en anunciar que Cristo ha resucitado, y eso debe causar mucho miedo y mucha inseguridad. Dejarse complicar la vida por Jesús da miedo. Miedo por “el qué dirán”, miedo por la soledad, y miedo a dejarlo todo y que eso te deje desnudo ante la vida. Quizá tengas la tentación de justificarte una y mil veces pensando que te equivocas, que Dios no está gritando tu nombre.
¡Pero esto no te deja ser feliz!. Tus inquietudes deben salir, porque el sueño de Dios sobre ti tiene que ser luz en el mundo. Ahora hay que ser valiente…¿No oyes que te está llamando?

PREGUNTAS

¿Sientes o has sentido que Dios ha gritado tu nombre? ¿Crees que como a la Magdalena te llama para una misión?
¿Vas a ser valiente o vas a dejar que el miedo y la inseguridad te paralicen? ¿Renunciarás a los sueños de Dios sobre ti aún sabiendo que es lo único que te puede hacer feliz?
María anuncia la resurrección del Señor porque siente que el Maestro está con ella. ¿sientes tú que está contigo?

TEXTO BÍBLICO

“Jesús salió con sus discípulos hacia las aldeas de Cesarea de Filipo y por el camino les preguntó:
– ¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos le contestaron:
– Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; y otros, que uno de los profetas.
Él siguió preguntándoles:
– Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Mc 8, 27-29a

REFLEXIÓN

Hasta este momento, según nos cuenta Marcos en su evangelio, los discípulos han vivido muchas cosas con Jesús, y cosas no del todo habituales. De hecho, la llamada que les hizo a cada uno, que cuanto menos, les desconcertaría, les pide dejarlo todo y seguirlo sin saber muy bien dónde. Viven el rechazo a Jesús por parte de sus familiares, que lo consideran trastornado; viven el enfrentamiento con los fariseos, los maestros de la ley, los que se suponen que “más cerca están de Dios”. Viven la respuesta de Jesús cuando van su madre y sus hermanos a buscarlo a la sinagoga y Él pone por delante a los que buscan la voluntad de Dios. Viven las enseñanzas ilógicas del Reino por medio de parábolas (que a veces no entendían). Presencian el poder de Jesús calmando una tempestad que iba a acabar con ellos. Viven la curación de un endemoniado, de enfermos, la resurrección de la hija de Jairo, las multiplicaciones de los panes y los peces y mil cosas más.
Ante todo esto, ¿cómo se sentían los discípulos? Imagínatelo, seguro que sentían en muchas ocasiones miedo, desconcierto, no entendían. Hay muchas palabras de Jesús que nos les dicen nada en ese momento, pero además de todo eso, y por encima de todo, le tienen un gran amor a su Maestro, un amor tan grande que les hace olvidarse de todo y seguirle aunque no entiendan, aunque se asusten, aunque lo que viven con Él les sobrepase.
Y en medio de esto, en un viaje hacia Cesarea de Filipo, Jesús les pregunta sobre lo que se piensa en los pueblos que recorren sobre Él. Los discípulos responderán con confianza, sin darle más transcendencia a la pregunta. Pero luego, esta pregunta que aparenta pura curiosidad por parte de Jesús, se convierte en algo profundo, en la raíz de una opción que cambia la vida.

PREGUNTAS

– Partimos de algo seguro, DIOS TE HA ESCOGIDO, te ha llamado para que sigas a Jesús, ¿Has sentido esta llamada? ¿recuerdas el momento, la situación en la que sentiste la llamada de Dios? ¿Cómo fue? Recuerda tu propia historia de salvación.

– ¿Qué te hace sentir la presencia de Jesús en tu vida? ¿Miedo, desconcierto, no entiendes, te sobrepasa? ¿Cómo respondes?

– Y ahora es el propio Jesús el que te dirige amorosamente la pregunta: Y tú, ¿QUIÉN DICES QUE SOY YO?

Que esta pregunta tan cortita pero tan grande, te ayude a vivir profundamente para que seas capaz de estallar de alegría al experimentar que EL QUE TE LLAMA es fiel a su alianza de amor y de vida para siempre.

TEXTO BÍBLICO

Después de comer, Jesús preguntó a Pedro: – Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

Pedro le contestó: – Sí, Señor, tú sabes que te amo.

Entonces Jesús le dijo: – Apacienta mis corderos.

Jesús volvió a preguntarle: – Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

Pedro respondió: – Sí, señor, tú sabes que te amo.

Jesús le dijo: – Cuida de mis ovejas.

Por tercera vez insistió Jesús: – Simón hijo de Juan, ¿me amas?

Pedro se entristeció, porque Jesús le había preguntado por tercera vez si lo amaba, y le respondió: – Señor, tu lo sabes todo. Tú sabes que te amo.

Entonces Jesús le dijo: – Apacienta mis ovejas.

Y después añadió: – SÍGUEME.

Jn 21, 15-19

REFLEXIÓN

ENAMORARSE DE JESÚS… Éste es el único secreto para amar de verdad a los demás. Pedro está enamorado, y tres veces le declara ese amor a Jesús, que es uno con el Padre, anulando así las tres negaciones. El amor de Dios es el único capaz de pasar por encima de nuestras miserias y negaciones. Es Dios el que nos enseña a amar desde el amor que él mismo nos da. Es el amor de Dios el que nos saca de nosotros, de nuestro “yo”, y hace que el sentirnos tan amados salga necesariamente siendo testimonio de amor en el mundo. Jesús deja a Pedro la responsabilidad de mostrar ese amor pidiéndole que cuide de su rebaño. Y lo más importante, le dice: SÍGUEME… Para seguir a Jesús no valen los razonamientos, las estrategias o las medias tintas. Para seguir a Jesús lo único que cuenta es estar enamorado perdidamente de él y querer siempre y por encima de todo que se haga su voluntad en nuestra vida.

PREGUNTAS

– Piensa en tu vida. ¿Te sientes amado por Dios? ¿Eres testimonio de ese amor con quienes están cerca de ti?

– Pedro ama a Jesús y está dispuesto a seguirle ¿Le amas tú? ¿Estás dispuesto a seguirle? ¿Sientes que Dios sueña algo para ti?

– ¿Crees posible amar a los demás y llevar a cabo una misión sin conocer el amor de Dios? ¿Amas a Dios desde el corazón o lo intentas hacer desde tus razonamientos?

TEXTO BÍBLICO

Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le dijo:
Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. A otro dijo: «Sígueme.» El respondió:«Déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.» También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»

Lc 9, 57-62

REFLEXIÓN

“Te seguiré adondequiera que vayas”. Curiosa afirmación: “Te seguiré”. Pero observa, mira bien. No dice “sigo” sino “seguiré”. En este verbo está una de las grandes claves de nuestras vidas. Quiero seguir a Jesús, pero ahora… ahora no puedo. Aunque no nos desanimemos pues, como primer paso, querer seguirle (en un futuro) no parece mala idea.
Y, ¿qué es seguir a Dios? María lo tuvo claro: “Haced lo que él os diga.” (Jn 2,5)
Así que ten por segura una cosa: si realmente te ofreces, acabarás oyendo su plan para ti. Podrás entonces decir SÍ, un sí sin condiciones, un sí que no mire al arado ni al pasado, un sí que no mire al exitoso futuro. Un sí, en definitiva, que no mire nuestra vida, porque la vida, la verdadera vida, es Dios. Te lo prometo.
Este relato no es en principio un relato vocacional pues, por ejemplo, no está presente el nombre del elegido, el lugar de la llamada,… Pero dejemos la teoría a un lado. Esta Palabra es para ti, el nombre es el tuyo. Dios te llama, pero no te obliga: Él te creó libre.

PREGUNTAS

¿Cómo quieres usar tu libertad? ¿Estás dispuesto a seguir a Jesús a cualquier parte? Aquí se nos habla de comodidades, arado, familia,… Piensa en lo que hay en tu vida. ¿Estás dispuesto a todo? O, al menos, ¿te gustaría estar dispuesto a todo?
Pide al Señor que te dé fuerza, que te dé fe, para poder estar alerta, a la espera. Y sobre todo recuerda: «Os aseguro que todo aquel que haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o tierras por mí y por la Buena Noticia recibirá en el tiempo presente cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones, y en el mundo futuro, la vida eterna.» (Mc 10, 29-30).